"UN MONSTRUO VIENE A VERME": Oda a las emociones.
Soy una apasionada del cine, además vivo enamorada de la dirección de J.A.Bayona, pero nunca pensé que saldría tras ver "Un monstruo Viene a Verme" con las emociones tan a flor de piel. He de decir que no he sido la única, media hora más de metraje y la sala se hubiera convertido en un tsunami de lagrimas mayor que el que vimos en "Lo imposible".
¿Sabéis esas veces que os sentáis en la butaca del cine y automaticamente sentís que estáis aprendiendo? ¿Que de la trama de la película váis a sacar un montón de enseñanzas aplicables en cientos de ámbitos? Pues eso me ha pasado a mi con ella. Una tras otra, escena a escena, es tan instructiva como enriquecedora.
Y quizás podáis pensar que es un argumento del todo efectivista: Historia dramática contada a través de los ojos de un niño que no solo se tiene que enfrentar al drama familiar, sino que además tiene problemas en el colegio y cuya única vía de escape es su maravilloso mundo interior y su asombroso don para dibujar, los cuales van de la mano. Lo sería si solo fuera eso pero en el momento en el que ese impresionante Monstruo entra en acción, lo que podría ser una simple película dramática se convierte en algo más. En un cuento en el que un ser fantástico ayuda a un niño a afrontar su realidad a través de una serie de microcuentos vestidos de fábula que hacen las delicias de los espectadores no solo por la calidad y el contenido de los mismos sino por el modo en el que son narrados.
En otro punto encontramos los aspectos técnicos: a la calidad de la dirección de Bayona inundada de primeros planos y planos detalle, se unen un guión fielmente adaptado, una banda sonora que te hace vibrar y una gran cantidad de maravillosas interpretaciones entre las que destaca la de su pequeño actor principal Lewis Macdougall (Conor O´Malley), que a pesar de su corta edad consigue hacer que empaticemos con su personaje desde el primer momento. A él se unen Liam Neeson como el Monstruo, Felicity Jones como la madre y Sigourney Weaver como la abuela.
Hay quien piensa que no es una película para niños, evidentemente los adultos podemos sacar mucho más del argumento, pero yo si la recomendaría a partir de los seis/siete años creo, sinceramente, que contiene muchísimas enseñanzas que les pueden ser aprovechables desde esa edad.
No perdáis la oportunidad de verla, sobre todo ahora que va a ser la Fiesta del Cine, merece la pena.
TEXTO: Mey Huertas
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